Una vez leí algo sobre la materia gris en una novela, de la cual de no ser porque desapareció por completo, copiaría y pegaría el significado de su título: Grey Matter. Así que no me queda otra que rebuscar palabras para describir como me hizo sentir ese fragmento, tan tan apropiado que me hizo querer ponerle el mismo nombre al blog.
Desde entonces he leído un montón de cosas sobre la materia gris. Desde embarazadas que aumentan su memoria gracias a la producción de esta sustancia, que el alzheimer podría ser causado por su pérdida, hasta adolescentes con comportamiento antisocial por una ausencia de dicha materia. Además de un montón de artículos de medicina de los cuales no me enteraba de apenas una frase.
La materia gris es un tipo de tejido neuronal que se puede encontrar en el cerebro y en la médula espinal. Uno de los principales componentes del Sistema Nervioso Central, constando en mayor parte de neuronas. Esta sustancia se relaciona con el procesamiento de la información, no con su transmisión. Muchas veces, la cantidad de materia gris en un ser vivo ha sido interpretada como una característica proporcional a su inteligencia (lejos de estar demostrado). Por ejemplo, los delfines tienen mayor cantidad que los humanos, lo cual lo dice todo, ¿no?
La mayoría de las neuronas se encuentran en este tejido, por lo que se involucra en el control muscular, la percepción sensorial, la memoria, y lo que más me llamó la atención: las emociones, la toma de decisiones y el auto control.
Quizá no vuelva a leer esa novela que tan bien explicaba en una forma literaria lo que la materia gris suponía para nosotros, pero hay algo que sí que me quedó claro, no importa que la fuente de información fuese un libro o un engorroso artículo médico:
La materia gris, es lo que nos define.
La materia gris, es lo que somos.
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